jueves, 24 de marzo de 2011

DE EPISTÉME A MYTHOS.


DE EPISTÉME A MYTHOS.
EL TURNO DE SOCRATES.


Lic. Psic. Oilicec Aletse Monzón Zamora.
alias_daria@hotmail.com


En este capítulo de la historia del banquete, hace alusión del turno de Agatón quien es neutralizado por el cuestionamiento incesante de Sócrates, pero que de esta forma él hace la introducción de lo que para él considera amor, desplazando su propio discurso de una mujer de Mantinea llamada Diotima, quien para Sócrates es ella quien posee la verdad del amor.

Recordando el banquete, Sócrates resalta del discurso de Agatón a dos puntos importantes, primero que el amor es el amor a algo; y segundo: de una cosa que se es provisto, es decir de una falta.

Dentro del mismo discurso de Agatón, Sócrates le cuestiona: Entonces si el amor es a algo y de lo que se es provisto ¿sostienes aún que el amor es bello? Y éste responde: Temo mucho, no haber comprendido bien lo que yo mismo dije… es cuando al haber anulado su discurso se convierte en un cómico.

Para Lacan el que Sócrates comenzara su discurso para hacer referencia a una mujer de lo que él quería decir, fue para no seguir en una posición de magisterio frente a ese alguien quien ha descalificado. Para Lacan Diotima es un personaje imaginario que le enseña a él o también se podría suponer que lo que habla es la parte de femenino que cohabita en él.


A través de su Método Mayéutica (interrogativo) de su forma de preguntar, articular, de dividir el objeto, es decir se es sometido a examen, nos es situado de una forma determinada cuyo registro nos es posible descubrir. El método socrático sugiere así en el origen un desarrollo del saber, que constituirá un progreso. Lo que para Lacan menciona de Sócrates en su método consistente es hacer, que el efecto de su cuestionamiento se apoye en lo que lo llama coherencia del significante. No se trata de saber de qué desciende el amor, sino la interrogación del significante, de ¿qué es correlativo el amor como significante?


Significante para Saussure eran palabras, para Lacan no sólo las palabras, sino también los objetos, las relaciones y también los síntomas pueden ser vistos como significantes.1 Un significante es tal cosa cuando ha sido inscrito en el orden de lo simbólico. Sólo en este orden el significante puede adquirir un sentido, un significado que se va estableciendo a través de la relación con otros significantes y del contraste de sus diferencias y similitudes.


Lacan quiere decir que el pensar está constituido básicamente por significantes que cambian continuamente de significado. Por tanto, el psicoanalista debe, en muchos casos, dar mayor importancia al significante (el fonema u otra representación hecha por la persona durante el análisis) que al "supuesto" significado. Una persona durante un psicoanálisis puede usar un significante creyendo a nivel consciente que le está dando un significado, sin embargo, muchas veces, ese significante remite -y es lo que importa- a otros significados que de momento son inconscientes.
Lacan afirma que el saber interno está al juego del significante. Este saber enteramente trasparente así mismo es lo que constituye su verdad. Lo que puede apoyarse en la ley del significante, no solo sin conllevar un saber, sino excluyéndolo expresamente, constituyéndose como inconsciente, es decir, como algo que exige, en su nivel, el eclipse del sujeto para subsistir como cadena inconsciente, como aquello que constituye lo irreductible, en relación del sujeto con el significante.

El discurso Socrático de la Episteme, es decir del saber transparente así mismo, no puede desarrollarse mas allá de un determinado limite relacionado con cierto objeto, cuando este objeto es el amor según Freud. Para llegar a la episteme, del saber, para ir más allá se requiere el Mito, considerando a éste como “lo que se dice”. Así como Platón forjó un mito, que el amor fue forjado de Poros traducido significa “expediente, recurso, astucia; y la madre de amor es Penia, a saber, “pobreza, miseria, carente de recursos”. Aporía es la que nos sirve en lo que se refiere al proceso filosófico. En esa fiesta de Afrodita existía la jerarquía, y aporía no se había movido de la escalera, cerca de la puerta, al no tener nada que ofrecer, no había entrado en la sala, cuando Poros se duerme y aporía se embaraza de él.


Aporía por definición y estructura no tiene nada que dar salvo su falta, constitutiva. Entonces queda dicho que lo deseable es lo masculino, lo femenino es lo activo, así es como ocurren las cosas en el momento del nacimiento del amor. La formula que el amor es dar lo que no se tiene, ello no tiene nada de forzado. En el discurso de platón puede mostrar que el amor, según el término platónico, está entre los dos.

Sócrates hace alusión a la función de la falta. Literalmente menciona: …”Este amor del que hablas, ¿es o no es amor de algo? Amar y desear algo. ¿Es tenerlo o no tenerlo? ¿Se puede desear lo que ya se tiene?” Para que en la ambigüedad del cuestionamiento resulte que – él es siempre el amo. Para la primera cuestión el amor a algo, puede tener dos sentidos, puede significar ser de alguien, ser el descendiente de alguien (si es respecto al tal padre o madre)
Lacan menciona que en esa función de la falta como constitutiva de la relación de amor. Eso que es eficaz y que ha presentado, como la función de la falta es, de forma muy patente, el retorno a la función de deseante del amor, la sustitución de él ama, por él desea.

Pues para respuesta de Diotima el amor está en el intermedio, no es bello ni feo. En donde el objeto del deseo sea para quien experimenta dicho deseo algo que no está en absoluto a su disposición y que no está presente, en suma algo que él no posee, algo que no es él mismo, algo de lo que está desprovisto, - es por esta clase de objeto por la que siente tanto deseo como amor. (Aquello que no está ahí, de lo que carece, lo que no es él mismo)

Cuando Sócrates introduce su discurso, no se sitúa en el plano de juego verbal, mediante el cual el sujeto es capturado, cautivado, fascinado, el hace que el progreso se este discurso resida en el intercambio, dialogo, en el consentimiento obtenido de aquel a que se dirige, en este consentimiento es presentado por la evocación necesaria, en aquel a quien se dirige, de los conocimientos que ya tiene. Es el punto esencial de la teoría platónica del alma. En el alma están presentes desde siempre todos estos conocimientos que, para evocarlos y revelarlos, basta con preguntas adecuadas, demuestra esto la precedencia del conocimiento, el alma es infinita.

Los dioses que están el plano de lo real, ellos hacen oír sus mensajes cuando duermen o cuando están despiertos, para nosotros los mensajes donde el sujeto no reconoce el suyo propio. Si el descubrimiento del inconsciente es esencial, es porque nos ha permitido extender el campo de los mensajes, que podemos autentificar en el único sentido propio de este término en cuando fundado en el dominio de lo simbólico, tomando lo simbólico (como el registro psíquico propio de lo humano, ya que se funda gracias al lenguaje y la instancia del Gran Otro) O sea que muchos de estos mensajes que considerábamos mensajes opacos de lo real no son sino los nuestros.

El discurso de Sócrates finaliza con la pregunta ¿Cuál es el objeto de amor? Y a lo que Diotima refiere que el ser humano tenderá a la generación y la producción de la belleza a través del cuerpo o el alma.



LACAN JAQUES. SEMINARIO 8 "LA TRANSFERENCIA" D’Épistème à Muthos
Clase 9: del 25 de Enero de 1961
EDITORIAL PAIDOS

DIALOGOS II. FEDRO / EL BANQUETE / GORGIAS PLATON
Editorial: GRUPO EDITORIAL TOMO
Formato: RUSTICA
Edición: 02
Año: 2003

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